Época: Neolítico
Inicio: Año 10500 A. C.
Fin: Año 8200 D.C.

Antecedente:
Próximo Oriente



Comentario

Coincidiendo con el inicio de la mejora climática y a lo largo de casi dos milenios (10.500-8200 a.C. según dataciones de C14), un conjunto recurrente del registro arqueológico ha permitido definir y conocer las características de los últimos cazadores-recolectores de la zona, definidos como la cultura Natufiense. Su contribución a las hipótesis sobre el origen de la agricultura se ha visto progresivamente reforzada, si bien no exenta de polémica y de limitación dificultosa. En efecto, el hecho de admitir una transición gradual de las características que permiten definir unas nuevas formas económicas y sociales obliga a revisar, dentro de los periodos de transición, a los últimos cazadores-recolectores, insistiendo especialmente en los aspectos socioeconómicos y los patrones de asentamientos debido al problema del sedentarismo de las poblaciones.
La cultura natufiense, cuyas manifestaciones cubren una zona muy amplia que va desde la zona media del Éufrates hasta el sur del Neguev, presenta unos patrones de asentamientos caracterizados por la generalización del emplazamiento al aire libre; no obstante, se continúan ocupando algunos abrigos y las terrazas anteriores a los mismos. La mayor documentación procede de los campamentos situados al aire libre: Mallaha (Palestina), Ouadi Hammet 27 (Jordania), Mureybet y Abu Hureyra (Siria) o los asentamientos en la cueva y terraza de Hayonim (Palestina).

La nueva orientación económica ligada a una explotación más intensiva y diversificada del medio ambiente próximo a los hábitats, propia de los cazadores-recolectores tardíos (cultura natufiense), propicia unos campamentos de mayores dimensiones y, más importante aún, con evidencias de un mayor esfuerzo arquitectónico. En efecto, las habitaciones, en clara continuidad tecnológica con las etapas anteriores, se presentan de planta oval o circular con diámetros de 3 a 9 metros, realizadas mayormente a partir de fosas semiexcavadas, y con el reforzamiento de las paredes con construcciones de piedra seca o revestimiento de arcilla. Aparecen novedades como los primeros adobes (Beidha, valle del Jordán) o un sistema mixto de construcciones de tierra y elementos vegetales en el interior (Mureybet, valle del Éufrates). Asimismo, merece especial mención el desarrollo que experimentan las estructuras del almacenamiento (silos, pequeñas depresiones ...). A pesar de todo, las novedades más significativas son, sin duda, la consolidación y en cierto modo la extensión de la agrupación de cabañas/abrigos, dispuestos de forma ordenada. Así, se distingue una agrupación alineada (Mallaha, valle del Jordán) o bien en forma de colmena (Hayonim, Palestina) que muestra la aparición de una diversificación de la función arquitectónica. La constatación de una doble categoría de asentamientos: por una parte, los poblados o campamentos base citados y, por otra, las evidencias de estaciones secundarias sin vestigios arquitectónicos propiamente dichos, interpretadas como pequeñas instalaciones de caza, nos indican un principio de jerarquización en el modo de ocupación del espacio. Para los poblados del primer tipo se ha seguido debatiendo su estatus de sedentarización. Los análisis de microfauna (roedores), de explotación de aves migratorias, y en general de los recursos explotados, junto con las evidencias más propiamente arqueológicas (construcciones con mayor esfuerzo invertido, mobiliario pesado, presencia de sepulturas debajo de los suelos de habitaciones), hacen mantener la hipótesis de unas ocupaciones permanentes de tipo sedentario.

Esta hipótesis encaja notablemente con un modelo de ocupación relacionado con unas actividades económicas caracterizadas por una explotación intensiva de nichos económicos diferenciados y situados en la proximidad de los asentamientos. En efecto, la cultura natufiense se caracteriza como las demás manifestaciones culturales de estos momentos de cambio climático de finales del Pleistoceno/inicio del Holoceno, por una economía diversificada, en la que tradicionalmente se otorgaba un rol activo al consumo de los cereales, dando, consecuentemente, a estos grupos un papel importante en la transformación producida para estos productos vegetales. Actualmente no se admite que los natufienses se especializaran en la recolección de los cereales. Las informaciones actuales indican que por lo que se refiere a la alimentación vegetal los diferentes campamentos explotaban los productos que se encontraban en su medio ambiente más próximo. Leguminosas, frutos y cereales salvajes se reparten la preponderancia en función de las diferencias ecológicas; este mismo hecho se encuentra en la gama de recursos cárnicos con una preponderancia de pequeños rumiantes, siendo la gacela o los cérvidos las especies dominantes según sea el medio semidesértico o no. Los suidos y équidos también serán cazados en los ambientes más húmedos (Mallaha, Abu Hureyra). Especies menores, en especial aves acuáticas, perdices, tortugas y reptiles completarán los recursos en las diferentes zonas.

Actualmente se tiende, pues, a considerar que la cultura natufiense no practica aún ningún tipo de estrategia preferencial en favor de los cereales o de las leguminosas domesticables, a menos que estas especies dominen naturalmente en el microambiente donde se establece el campamento, como en el caso de los cereales en Abu Hureyra.

No obstante, se puede seguir considerando que en estos momentos se produce un avance significativo en el campo de la estrategia de los asentamientos y sus modos de ocupación. Las características de los mismos, tanto a nivel de extensión, de complejidad arquitectónica, de consolidación de estructuras especializadas como, por ejemplo, los silos, y zonas de molienda, encajan bien con la presunta sedentarización de la población. Hay que atribuir a estos momentos, pues, la creación del poblado o campamento base de tipo permanente, aun si éstos conviven y son complementarios de pequeñas instalaciones de tipo especializado como campamentos de caza, estaciones de descuartizamiento o zonas de trabajo de materias primas. Hay que hacer notar que estos primeros poblados natufienses con sus características típicas (casas circulares, molinos...) no expresan más que la intensificación de una evolución lenta, que comenzó mucho antes.